No quiero engañar a nadie, yo no soy ese tipo de personas que piensan que debe hablar bien de alguien por el simple hecho de habernos abandonado. Lo único bueno que se puede decir de este señor es que ganó el premio Nobel de economía en 1976, pero creo que esto habla peor de este premio que bien del personaje, claro que eso, contado así, no es más que una mera opinión.
Hablar de Friedman es hablar de la “escuela de Chicago” ya que él fue su máximo exponente y sus teorías económicas guiaron a gobiernos como el de Richard Milhous Nixon, Margaret Thatcher, Ronald Reagan y Augusto Pinochet, que bajo sus auspicios borraron todo rastro de política económica keinesiana. En pocas palabras, Milton Friedman es el padre del neoliberalismo económico que promulga la diferenciación social entre los sometidos a las multinacionales y un mundo paria que no merece ningún respeto. Por supuesto que esto no se formula así en sus teorías. Friedman, y en general la escuela de Chicago, retorna a las ideas esenciales de Adam Smith, sin embargo, la teoría de la mano invisible se fue desmoronando conforme evolucionó la globalización. Tarde, muy tarde se descubrió la máxima de que “la riqueza ni se crea ni se destruye, sólo cambia de manos”. Cuando no teníamos un conocimiento global los mercados se autorregulaban y compensaban solos, pero ahora vemos que para producirse esa regulación debe crearse un nuevo flujo de recursos mercantiles desde otro lugar que descompensan en origen y a su vez se regula con recursos de otro lado, etcétera. Los flujos de compensación se globalizan, pero cuando en un punto se concentran varios flujos de compensación, se produce una crisis, esta crisis impide que los recursos de compensación fluyan de la forma necesaria y eso extiende la crisis de mercado en mercado buscando una mano invisible que los compense y si esa mano no llega aparece una crisis global. El mejor ejemplo de este tipo de crisis fue la de los “tigres asiáticos” y en el fondo de esta crisis el error de la escuela de Chicago.
La teoría neoliberal no es una teoría real, lo cierto es que no es más que una burda excusa para que las grandes empresas puedan seguir sus formulas fagocitarias de mercados. El neoliberalismo se resume en una frase: “lo que es bueno para la empresa es bueno para todo”. Creo que la palabra Irak ya lo dice todo. Pero el neoliberalismo olvida también la parte más trabajada del discurso de Adam Smith cuando intenta definir en que consiste la mano invisible. Según Smith la mano invisible es producto del egoísmo de los mercados, no dejaba de fascinarle como una ciudad como París (enorme ya en aquella época) se autoabastecía con productos que, en ocasiones, venían desde muy lejos. Smith explicaba como algunos comerciantes eran capaces de traer los recursos desde muy lejos en busca de su beneficio económico… París era el mercado. Pero en la actualidad quien comercia son las grandes empresas y el egoísmo no está en ese ser jurídico e impersonal, sino en sus ejecutivos y accionistas. Ahora el mercado ya no se abastece de lo que este necesita sino que el comprador debe aceptar lo que a las empresas les produzca mayor beneficio. Cualquiera puede decir que los mercados tienen más variedad de productos de los que ha habido nunca, pero si nos fijamos esto es una falacia, lo que realmente tenemos es una enorme variedad de productos elaborados con un número de productos muy reducido y ,entre tanto, gran variedad de productos base están desapareciendo. Un ejemplo claro: hace cien años se producían cerca de diez mil vegetales comestibles, en la actualidad a duras penas llegamos a trescientos.
Así pues, en la sociedad empresarial de hoy día, los movimientos económicos se mueven bajo los dictámenes del egoísmo de directivos y accionistas. Pero podemos eliminar a los accionistas ya que el pequeño accionista no cuenta, solo cuentan los grandes que a su vez vuelven a ser empresas y, por tanto, dominadas por otros ejecutivos. Esto convierte a esos ejecutivos en los seres más poderosos del mundo, sin embargo, eluden las responsabilidades que ese poder implica. En los años setenta, el neoliberalismo paternizó a unas multinacionales verdaderamente poderosas e irresponsables y el mundo cambió hasta que la crisis del petróleo le puso freno. Para sobrevivir (la empresa era la única importante) las empresas de la época despidieron empleados a manta… solo una gran empresa japonesa de ámbito tradicional plantó cara a esa tendencia: Toyota. Toyota mantuvo a sus empleados a pesar de perder casi todo su mercado, cosa que tiene merito especial porque la automoción fue uno de los mercados más afectados. Cuando a finales de esa década la OPEP accedió a aumentar la producción, las empresas de automoción tardaron en recuperar su ritmos de producción, salvo Toyota, que en nueve meses paso del quinto al primer lugar entre las empresas japonesas de automoción y del dieciocho al tercero en el mundo, fue entonces cuando accedió a fabricar vehículos Honda en sus factorías, salvando a esta compañía que, poco tiempo después, inició su expansión por todo el mundo.
Pero si hablamos del triunfo de una empresa no neoliberal también podemos hablar del fracaso de grandes empresas neoliberales en el sentido puro y duro: ENRON y Pan-Am.
Pero no todo en Milton Friedman fue neoliberalismo. Partiendo de su crítica a Keynes explicó los efectos inflacionistas de la sociedad del bienestar, sin embargo, en lugar de intentar compensarlos, prefirió atacar directamente al estado del bienestar preconizado la ley de la oferta y la demanda libre. Fruto de esta teoría Gran Bretaña desmontó su sistema de seguridad social por otro más parecido al norteamericano en manos privadas. Originalmente los británicos salieron beneficiados con el cambio al eliminar las corruptelas funcionariales, pero en la actualidad, años después, sufren la eliminación paulatina de servicios para mantener el beneficio que la empresa privada exige.
Friedman también actualizó la teoría cuantitativa de la moneda y defendió un sistema socialista de impuestos donde el que mas ganaba debía aportar mayor porcentaje a las arcas del Estado para pagar un sistema social, esto es algo que el nuevo neoliberalismo más salvaje no ha seguido y es algo que el denunció, porque su máxima aportación a la economía fue la aportación de ideas y teoría para salvar las crisis económicas y ya hemos visto como la espiral egoísta es la fuente principal de estas crisis.
Pronto sabremos si su muerte abre la puerta a un neoliberalismo más salvaje o el retorno a las economías sociales. Porque Milton Friedman, a pesar de su avanzada edad, era escuchado por todos los líderes de la economía mundial y su desaparición traerá cambios en las políticas económicas de las naciones más poderosas así como en la OMC, el FMI y el BM.